Corría noviembre cuando acabe una tarde en el Château Pech-Céleyran, en
Salles de Aude a unos pocos kilómetros de Narbona. Allí descubrí una bodega que trabaja en excelente expresión , tanto el vino como el turismo enológico. Uno de los vinos que pude catar y que hace unos dias, volví a catar en Barcelona el Céleste, un coupage tradicional de Syrah, Garnacha y Mourvedre (Monastrell) que consigue cautivar a los gustos mas exquisitos.
Frutas rojas expresivas, notas especiadas y una madera perfectamente integrada que doma la expresividad de las variedades utilizadas. Un arte de domar un vino, de intenso rojo profundo que presenta una transparencia nula y una potencia tanto en nariz y boca que casa perfectamente con platos consistentes y acompaña por ejemplo un buen guiso de pato y lo resuelve con una sublime perfección.
Un terroir y una tradición en copa, una AOP (Apellation de Origene Protegée) como La Clape, una gran desconocida, pero a apenas 180 kilómetros de la frontera de la Junquera. Un vino y una bodega por descubrir, un vino por sentir y un terroir por amar y sentir. Santé! ;)
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